«Y sin debilitarse en la fe (Abraham) contempló su propio cuerpo, que ya estaba como muerto puesto que tenía como cien años, y la esterilidad de la matriz de Sara; sin embargo, respecto a la promesa de Dios, Abraham no titubeó con incredulidad, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, y estando plenamente convencido de que lo que Dios había prometido, poderoso era también para cumplirlo. Por lo cual también su fe LE FUE CONTADA POR JUSTICIA.» Romanos 4:19-22
Dios había prometido un hijo a Abraham pero esta promesa tardaba en llegar y todo indicio que apuntara a su cumplimiento parecía inexistente. Pero Abraham fortalece su fe de manera sabia. No olvida su condición verdadera. No cierra sus ojos a su estado real. Se «contempla» a si mismo, anciano, como muerto, sin recursos, sin esperanza, vacío … también mira a su alrededor y el panorama no es mejor. Sara, su mujer, es anciana y su matriz estéril. ¡Nada en nosotros, nada fuera de nosotros! Pero Abraham no se queda en el acto pasivo de la contemplación de su problema, avanza en la solución. Fortalece su fe, ¿cómo? DANDO GLORIA A DIOS.
LLegan las tempestades a nuestras vidas y todo parece muerto y desolado. ¿Dónde encontrar respuesta? Nos miramos a nosotros mismos y no tenemos recursos, entonces decidimos buscar la respuesta en los demás o en otras cosas externas y tampoco hallamos nada. Este es el punto crítico que marca el resultado final en la vida de todo cristiano. Podemos quedarnos atónitos contemplando de manera fija y persistente nuestro problema sin solución o podemos hacer otra cosa, MIRAR A DIOS como hizo Abraham.
¡Glorifica a Dios! Enumera desde tu mente todos sus atributos y cualidades. Recuerda Su Bondad, Su Fidelidad, Su Amor, Su Justicia perfecta … y especialmente consideremos Su Soberanía. Él guarda a sus hijos, no los desampara, no los abandona, jamás deja de cuidarlos. No olvidemos que sea cual sea el dolor de nuestra alma, Él lo conoce y lo permite porque tiene un propósito que cumplir, siempre, y esto es lo difícil de aprender, para nuestro beneficio.
No hay otro camino, no existe otra dirección mejor y más certera que en tiempos de aflicción mirar a Dios y practicar la gratitud y la alabanza activa hacia Él. El ser humano ante la dificultad, por su condición caída, suele mirarse a si mismo o a los demás en busca de la solución pero el consejo sabio y prudente es mirarle a Él y dejar que su gracia infinita empape nuestro ser y alivie nuestras cargas.
No lo olvidemos ¡Dios es la solución!
«Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.» Isaías 45:22




