por John MacArthur
Es significativo que uno de los nombres bíblicos de Cristo es el Consejero Maravilloso (Is. 9:6). Él es el consejero supremo y definitivo al que podemos volvernos para encontrar consejo, y Su Palabra es el pozo de donde podemos extraer sabiduría divina. ¿Qué podría ser más maravilloso que eso? De hecho, uno de los aspectos más gloriosos de la suficiencia perfecta de Cristo es el consejo maravilloso y la gran sabiduría que Él suple en nuestros tiempos de desánimo, confusión, temor, ansiedad, y tristeza. Él es el Consejero perfecto.
Esto no es para restar importancia al hecho de que los cristianos se aconsejen unos a otros. Ciertamente hay una necesidad crucial de ministerios de consejería que sean bíblicamente sanos, dentro del cuerpo de Cristo, y esta necesidad es satisfecha por aquellos que están espiritualmente dotados para ofrecer aliento, discernimiento, consuelo, consejo, compasión, y ayuda a otros. De hecho, uno de los problemas que ha llevado al crecimiento de una consejería errónea es que las iglesias no se han esforzado por equipar a personas con ese tipo de dones para ministrar eficazmente. Además, las complejidades de esta época moderna han hecho más difícil dedicar el tiempo necesario para escuchar con atención, servir a otros a través de la entrega personal, mostrarse compasivo, y proveer la comunión cercana necesaria para que el cuerpo de la iglesia disfrute de salud y vitalidad.
Las iglesias han acudido a la psicología para suplir este vacío, pero esto no puede funcionar. Los psicólogos profesionales no son sustitutos de personas espiritualmente dotadas, y el consejo que la psicología ofrece no puede reemplazar la sabiduría bíblica y el poder divino.
Además, la psicología tiende a hacer que la gente dependa de un terapeuta, mientras que los creyentes cualificados ejerciendo sus verdaderos dones espirituales siempre dirigen a la gente de regreso al Salvador y a Su Palabra como recursos suficientes para todo.
Un Salmo de la Suficiencia de la Escritura
El Salmo 19:7-9 es la afirmación más monumental y concisa que jamás se ha hecho de la suficiencia de la Escritura. Escrito por David bajo la inspiración del Espíritu Santo, estos tres versículos ofrecen testimonio inmutable de Dios mismo acerca de la suficiencia de Su Palabra para toda situación y de esta manera refutan la enseñanza de aquellos que creen que la Palabra de Dios debe ser complementada con la verdad obtenida de la psicología moderna. En este pasaje David hace seis afirmaciones, cada una de ellas enfatiza una característica de la Escritura y describe su efecto en la vida del que la recibe. Tomadas juntas, estas afirmaciones plasman un hermoso retrato de la suficiencia de la Palabra de Dios.
La Escritura es Perfecta, y Convierte el Alma
En la primera afirmación (v.7), David dice, “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma.” Esta palabra “perfecta” es la traducción de una palabra hebrea común que quiere decir “completo,” o “suficiente.” Expresa la idea de algo que lo abarca todo, de tal manera que cubre todos los aspectos de un asunto.
La Escritura provee todo lo que es necesario para la vida espiritual de una persona. Aquí David hace, de forma implícita, un contraste entre el efecto completo y perfecto de las Escrituras frente al razonamiento imperfecto y sujeto a error de los hombres.
La ley perfecta de Dios, dice David, afecta a la gente al convertir “el alma” (v.7). Haciendo una paráfrasis de las palabras de David, la Escritura es tan poderosa y abarca tanto que puede transformar a la persona entera llevándola a ser la persona que Dios quiere que sea. La Palabra de Dios es suficiente para restaurar a través de la salvación aún la vida más quebrantada—un hecho del cual David mismo dio testimonio abundante.
«Los psicólogos profesionales no son sustitutos de personas espiritualmente dotadas, y el consejo que la psicología ofrece no puede reemplazar la sabiduría bíblica y el poder divino.»
La Escritura es Digna de Confianza, e Imparte Sabiduría
David profundiza al explicar la suficiencia de la Escritura en el Salmo 19:7, escribiendo, “El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.” La palabra “fiel” quiere decir que el testimonio del Señor es inmutable, no se puede mover, es inerrante y digno de confianza. Provee un fundamento sobre el cuál uno puede construir su vida y destino eterno.
La Palabra segura de Dios hace sabio al simple (v.7).
La palabra hebrea “simple” viene de una expresión que quiere decir “una puerta abierta.” Expresa la imagen de una persona sencilla que no sabe cerrar su mente a enseñanzas falsas ó impuras. No tiene discernimiento, es ignorante y fácil de engañar, pero la Palabra de Dios lo hace sabio. Tal hombre es capacitado en el arte de la vida piadosa: se somete a la Escritura y sabe cómo aplicarla a sus circunstancias. La Palabra de Dios transforma una mente simple y sin discernimiento en una mente capacitada para resolver los diferentes asuntos de la vida.
La Escritura es Recta, y Produce Gozo
En el versículo 8, David añade una tercera afirmación de la suficiencia de la Escritura: “Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón.” En lugar de indicar simplemente lo que es correcto en contraste a lo que está mal, la palabra traducida “rectos” tiene el sentido de mostrarle a alguien el camino verdadero. Las verdades de la Escritura establecen el camino apropiado para transitar con seguridad por el difícil laberinto de la vida. Eso trae una maravillosa confianza. Muchas personas están afligidas o desanimadas porque carecen de dirección y propósito, y la mayoría de ellas buscan respuestas en fuentes equivocadas. La Palabra de Dios no sólo provee luz para nuestro camino (Sal. 119:105), sino que también marca la ruta segura frente a nosotros.
Debido a que nos guía por el camino correcto de la vida, la Palabra de Dios trae gran gozo. Si uno se encuentra deprimido, ansioso, temeroso, o inseguro, la solución no se encuentra en la potenciación de la autoestima o la propia satisfacción personal que surgen del egoísmo. La solución se encuentra en aprender a obedecer el consejo de Dios y participar en el deleite resultante. La verdad divina es la fuente del gozo verdadero y duradero. Todas las demás fuentes son superficiales y pasajeras.
La Escritura es Pura, y Alumbra los Ojos
El Salmo 19:8 da una cuarta característica de la suficiencia total de la Escritura: “El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.” Esta palabra “puro” podría ser mejor traducida como “claro” o “lúcido,” e indica que la Escritura no es ambigua, confusa, o que nos hace dudar. La Palabra de Dios revela verdad para hacer lúcidas las cosas oscuras, enfocando la eternidad de manera clara. Es obvio que hay cosas en la Escritura que son difíciles de entender (2 P. 3:16), pero tomada como un todo, la Biblia no es un libro que nos confunde sino que nos guía de forma certera.
Debido a su claridad absoluta, la Escritura trae entendimiento cuando hay ignorancia, orden cuando hay confusión, y luz cuando hay oscuridad moral y espiritual. Su consejo preciso y acertado contrasta con las reflexiones turbias de hombres no redimidos, quienes en sí mismos están ciegos y son incapaces de discernir la verdad o vivir de una manera justa. La Palabra de Dios claramente revela las verdades benditas, llenas de esperanza que ellos nunca pueden reconocer.
La Escritura es Limpia, y Permanece para Siempre
En el Salmo 19:9 David usa el término “temor”como un sinónimo de la Palabra de Dios: “El temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre.”
Este “temor” habla del asombro reverencial hacia Dios que impulsa a los creyentes a adorarlo. La Escritura, en este sentido, es el manual divino para saber cómo adorar al Señor. La palabra hebrea“limpio” habla de ausencia de impureza, suciedad, contaminación, ó imperfección. La Escritura no tiene pecado, maldad, corrupción, ó error. La verdad que expresa está por lo tanto totalmente libre de contaminación o mancha.
Debido a que es inerrable (no tiene error), la Escritura permanece para siempre (Sal. 19:9). La Escritura es eterna e inalterablemente perfecta. No necesita actualización, edición, o corrección, ya que es la revelación perfecta de Dios para todas las generaciones.
La Biblia fue inspirada por el Espíritu omnisciente de Dios, quien es infinitamente más sabio que cualquier persona que se atreva a colocarse en una posición de juicio frente a la relevancia de la Escritura para nuestra sociedad, e infinitamente más sabio que todos los mejores filósofos, analistas, y psicólogos los cuales terminan en la irrelevancia. La Escritura siempre ha sido y siempre será suficiente.
La Escritura es Verdad, y es Toda Justa
El versículo 9 provee la característica y el efecto final de la Palabra de Dios que es toda-suficiente: “Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.” La palabra “juicios” en este contexto se refiere a ordenanzas ó a veredictos divinos del trono del Juez Supremo de la tierra. La Biblia es el estándar de Dios para juzgar la vida y el destino eterno de toda persona.
Debido a que la Escritura es verdad, sus juicios son “todos justos” (Sal. 19:9) La implicación de esa frase es que su veracidad produce una justicia comprensiva en aquellos que la aceptan.
En contraste a lo que muchos están enseñando hoy en día, no hay necesidad de revelaciones adicionales, visiones, palabras de profecía, ó enseñanzas provinientes de la psicología moderna. En contraste a las teorías de los hombres, la Palabra de Dios es verdad y absolutamente comprensible. En lugar de buscar algo más que la revelación gloriosa de Dios, los Cristianos sólo necesitan estudiar y obedecer lo que ya tienen.
¡¡ La Escritura es suficiente !!
Adaptado de John MacArthur, Our Sufficiency in Christ (Wheaton:Crossway Books, 1998). Para un estudio más amplio de la suficiencia de la Escritura, consulte esta fuente.RECOMENDADO
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